
No preciso gritar para nombrarte,
ni siquiera preciso abrir la boca,
no importa cuán cerca o lejos te halles,
a mí llegas puntual y encantadora.
No sé cómo lo haces, pero llegas,
llegas apenas te nombra mi mente,
pero el secreto mucho no interesa,
sólo interesa tenerte, tenerte.
No preciso gritar para nombrarte,
ni siquiera preciso susurrar
puesto que siempre vienes al instante.
Amada mía, no me faltes nunca
porque si un día llegas a faltar…
¡ese día mi vida queda muda…!
ni siquiera preciso abrir la boca,
no importa cuán cerca o lejos te halles,
a mí llegas puntual y encantadora.
No sé cómo lo haces, pero llegas,
llegas apenas te nombra mi mente,
pero el secreto mucho no interesa,
sólo interesa tenerte, tenerte.
No preciso gritar para nombrarte,
ni siquiera preciso susurrar
puesto que siempre vienes al instante.
Amada mía, no me faltes nunca
porque si un día llegas a faltar…
¡ese día mi vida queda muda…!
4 comentarios:
El secreto (de la felicidad) esta precisamente en eso....
"tenerte, tenerte".
Un abrazo desde el norte
Hola, Samuel...!
Pues qué decirte...! ¡Qué tienes toda la razón...!
Muchas gracias por pasar, estimado amigo.
Abrazos.
Hola Luís!
Encantandor poema, me ilusiona mucho siempre el ver tus poesías, al parecer se me han escapado algunas por leerte, jejej.
Un beso.
Hola, Yasmina...!
Pues no tienes más que venirte de vez en cuando...! jajaja.
Al margen de eso, muchas gracias por tu constante presencia.
Cariños.
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