jueves, 9 de enero de 2014

EL VIAJE DE POE




Octubre, 1849



Abro los ojos y descubro el pálido
semblante que el espejo muestra,
rostro carente de expresión, escuálido
¡cara siniestra!

Miro mi mano y sus falanges flacas
y el pánico me arredra todo,
¡dedos erguidos como cinco estacas
tintas en lodo!

Sombras revuelan cuales aves torvas
encima de mi lecho mismo,
temo que vienen con sus garras corvas
¡desde el abismo!

Claro me anuncia su llegada el viaje
postrero que en mi vida haré,
¡polvo que vuelve a su esencial linaje
sólo seré!

«¡Vénganse, sombras, porque yo las creo
hallándose febril mi frente!
¡Son proyecciones de mi cuervo feo
únicamente!»

Danza macabra en su despliegue incluye
la sombra de mi cuervo oscuro,
nada de todo lo que soy influye
¡vuela seguro!

«Vamos, poeta» en su graznido emite,
graznido que a la vez retumba.
«Vamos, poeta» pertinaz repite
«¡Siente la tumba!»

«Siento la tumba» le respondo entonces,
«cual siento que me quedan días,
horas acaso, pero no desgonces
¡horas tan mías!»

«Deja que parta y a mi modo, soy
el dueño de mi propio albur».
«Déjote, Poe, pero sólo hoy
dígote ¡agur!».

«Viajo y mi vida llegará a su fin
y mi obra pasará nomás»,
y oigo de pronto crascitar al ruin:
«¡Eso jamás!»














________________

Desgonzar= desencajar, desquiciar