Pálida y fría por el
cielo cruza
Cintia en su carro de
brillante plata,
todo a su paso, hasta
cualquier menuza,
conviértese en estrella
nata.
Verla luciente y tan
hermosa epata,
todas las almas de
pasión aguza,
Diosa que al niño
flechador empata
¡y el récord a Cupido
azuza!
Tiene la gracia y
otrosí carisma,
tiénelo todo la deidad
que esplende,
tiénelo todo, pero
algo abisma
el centro en que su
luz se prende.
Ella que amores en el
mundo enciende
¡nunca los halla para
ella misma!
El presente soneto se
estructura en estrofas sáfico-laverdaicas,
esto es: tres versos sáficos
seguidos de uno laverdaico.
Como en los sonetos
sáfico y laverdaico, es importante mantener
la estructura de rima consonante y
alterna para los cuartetos,
pero a diferencia de ellos, en este soneto la
disposición de rimas queda al arbitrio del poeta;
más aún, los dos versos con que concluye la composición pueden disponerse en pareados.
más aún, los dos versos con que concluye la composición pueden disponerse en pareados.
Por ende, las
posibilidades rítmicas pueden ser:
ABAB–ABAB–CDCD–DC
ABAB–ABAB–CDCD–EE
ABAB–BCBC–CDCD–DC
ABAB–BCBC–CDCD–EE
ABAB–CDCD–EFEF–FE
ABAB–CDCD–EFEF–GG,
etc.
2 comentarios:
Aquí se aprende poesía.
Un abrazo.
El ritmo de éste soneto es muy distinguido, aportándole ese toque de belleza que lo complementa.
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