Un beso le pedí
bajo la luna que fulgía plena
en la cóncava noche más serena
que hasta esa noche ví.
Pero sus labios emprendieron vuelo
y me quedé muy solo viendo el cielo
mientras un colibrí
al lado de mi hada era un rubí.
Ayer era el risueño
tiempo de la gozosa primavera
y la emoción sincera
de saberme tu dueño.
Hoy todo me parece sólo un sueño
tejido por la araña de los días
sobre sábanas frías
y mantas desoladas
do yacen, cuales hojas otoñadas…
¡tus fotos y las mías…!